Antecedentes de la sequía en México
Actualmente en todo el territorio mexicano se está viviendo una situación crítica de sequía, cada día se escuchan más noticias de que poco a poco nos estamos quedando sin agua. Esto es algo preocupante que sin duda enciende los focos rojos sobre la gestión y el uso responsable de este recurso en nuestro país. Por ello es importante que sepamos en qué consiste y de qué manera se mide una sequía, así como su impacto negativo sobre la producción de alimentos y la vida diaria. Una sequía puede definirse como un fenómeno climático recurrente caracterizado por una reducción en la precipitación pluvial con respecto a la considerada como normal, que no presenta epicentro ni trayectorias definidas. Tiende a extenderse de manera irregular a través del tiempo y el espacio, y provoca que el agua disponible sea insuficiente para satisfacer las distintas necesidades humanas y de los ecosistemas.
Desde el inicio de las comunidades humanas, la sequía ha sido una amenaza para la supervivencia de sus integrantes, siendo generadora de migraciones masivas, hambrunas y guerra, alterando incluso el curso de la historia misma; sin embargo, la sequía es un fenómeno complejo y quizá el menos comprendido de todos los peligros naturales, actualmente se siguen descubriendo las complejas inter-relaciones entre la sequía y la sociedad.
De manera general, las causas de la sequía se agrupan en dos grandes categorías: a) las de origen natural, representadas por las modificaciones en los patrones de la circulación atmosférica, las variaciones en la actividad solar y los fenómenos de interacción entre el océano y la atmósfera; b) las de origen antropogénico, constituidas por la quema de combustibles fósiles, la degradación ambiental y la alteración de los sistemas ecológicos naturales.
Monitor de sequía en México
En nuestro país, el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) es la dependencia gubernamental encargada de proporcionar información meteorológica y climatológica, gracias al SMN podemos encontrar el Monitor de SequÍa en México (MSM), que a su vez forma parte del Monitor de Sequía en América del Norte (NADM). Actualmente, el panorama brindado por estas instituciones declara que estamos viviendo una de las sequías más intensas y generalizadas en décadas. Al 30 de abril de 2021, cerca del 87% del territorio nacional presenta condiciones de sequía; además, las grandes presas se encuentran en niveles excepcionalmente bajos, lo que limita y agota los recursos hídricos para beber, cultivar y regar. Cerca del 60% de estas presas, ubicadas principalmente en el norte y centro de México, están por debajo del 25% de su capacidad. Históricamente, nos estamos acercando a una de las peores sequías registradas, solo por detrás del año 2011 donde las condiciones de sequía abarcaron el 95% del país y provocaron hambrunas en el estado de Chihuahua; y el año 1996, donde se vivió la peor sequía registrada, generando enormes pérdidas de cosechas.
En el ámbito agrícola el panorama no es nada alentador, ya que se espera que para este ciclo agrícola las superficies cultivadas se vean disminuidas, además de que se compromete el abasto de agua de riego para asegurar la cosecha, ya que a nivel nacional la capacidad de las presas para uso agrícola se encuentra apenas a un tercio de su capacidad. Esto pone en riesgo el sustento de miles de familias dedicadas a la producción agrícola y pecuaria, donde ya se han notificado muertes de ganado por hambruna, como ya ocurrió en 1996 y 2011. Si la situación no mejora con el próximo temporal, podríamos ver disminuido el abasto de alimentos básicos como el maíz, el frijol, la carne y hortalizas.
Otra consecuencia importante de las sequÍas es su impacto sobre los ecosistemas naturales, al no haber humedad se vuelve más recurrente el surgimiento de incendios forestales y pérdidas de especies vegetales y animales.
Para lograr amortiguar los efectos negativos de la sequía en el corto y largo plazo, debemos tomar conciencia de nuestro papel en los ciclos naturales, así como el impacto que tenemos sobre ellos, al talar de manera irresponsable y modificar el uso de suelo en áreas naturales para utilizarlas en cultivos agrícolas estamos alterando la capacidad de filtración del suelo, lo que es algo indispensable para la continuidad del ciclo del agua. Si bien no podemos combatir directamente un fenómeno natural, si podemos reducir nuestro impacto como humanidad sobre la tierra.
Una de las estrategias que podemos tomar es la implementación de materia orgánica en nuestros suelos, así como adoptar sistemas de producción orgánicos o integrales, donde se reduzca el abuso de agroquímicos y la explotación intensiva del suelo.
En Micorrizas Suppra podemos ayudarte a regresarle la vida a tus suelos, así como a proteger tus cultivos del estrés hídrico. Contáctanos ahora.
Ing. Fernando Soto
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