Según Poschenrieder y Barceló (2003), se agrupan bajo el termino de metales pesados (MP) a todos los metales, excluyendo a los alcalinos y alcalinotérreos, cuyo peso específico supere los 5 a 6 g/cmo que tengan un numero atómico superior a 20, estos son divididos en tres grupos, el primero incluye el Hg, Cr, Pb, Zn, Cu, Ni, Cd, As, Co y Sn; metales preciosos como Pd, Pt, Ag, Au, Ru, etc. Y los radio-nucleares: U, Th, Ra, Am, etc. Su potencial contaminante radica en que no pueden ser degradados por ninguna vía, además tienden a bioacumularse y biomagnificarse, esto quiere decir que se acumulan en los seres vivos y alcanzan concentraciones cada vez mayores, lo que provoca efectos tóxicos tanto en plantas como animales. La contaminación por metales pesados es uno de los problemas ambientales más importantes en el planeta, debido a que estos pueden provenir de diversas fuentes, como la minería, la industria de producción, aplicación de fertilizantes y agroquímicos (Aguirre, 2011). Esto supone un fuerte impacto negativo sobre las características y fertilidad del suelo, así como posibles riesgos para la salud humana y para el cultivo. Es por esto qué diversas investigaciones han estudiado la fitorremediación de suelos contaminados, utilizando plantas inoculadas con micorrizas arbusculares, estas ultimas tienen la capacidad de atenuar el estrés generado por contaminación con MP. La fitotoxicidad producto de altos niveles de estos metales afecta al crecimiento y la formación de raíces secundarias, otros efectos negativos ocurren a nivel foliar, lo que aumenta el riesgo de ser introducidos a la cadena alimenticia; por ejemplo, el Cadmio (Cd) tiene cierta similitud con el Calcio (Ca), por lo que la planta moviliza este metal, afectando procesos como la constitución de la pared celular (Saldívar, 1997 en Aguirre y col., 2011). 

Un buen ejemplo de papel de los HMA en estas situaciones se da en los suelos contaminados con plomo (Pb), este metal pesado se encuentra presente de manera natural en la corteza terrestre y es tóxico para el sistema nervioso, además de asociarse a la depresión de muchas funciones endocrinas. Cuando este material se encuentra en el suelo puede entrar a la raíz mediante difusión pasiva, es en este sitio donde se queda retenida la mayor parte. Los síntomas de toxicidad por Pb en plantas son la inhibición del crecimiento de la raíz, retraso en el crecimiento de la planta y clorosis, además de alteraciones en la nutrición mineral, la actividad enzimática y hormonal y cambios en la permeabilidad de la membrana celular. Estos trastornos pueden llevar a la planta a la muerte (Alvarado y col., 2011). 

Una de las estrategias para la remediación de suelos contaminados con metales pesados es la fitoestabilización, que consiste en utilizar plantas tolerantes que provean una buena cobertura del suelo, este tipo de plantas pueden acumular una gran cantidad de Pb en sus raíces. Dentro de este ámbito se ha observado que los HMA pueden contribuir a una mayor inmovilización del metal. El mecanismo para realizar esto es gracias a la producción de la glomalina, una glucoproteína secretada por los hongos micorrícicos que tiene la capacidad de ligarse a metales pesados, pudiendo encontrarse hasta 1.12 mg de Pb por gr de glomalina (Gonzales-Chávez y col., 2004), lo que podría incrementar significativamente el potencial de estabilización de metales en el suelo. La glomalina producida por las hifas de las micorrizas, ha mostrado su potencial al momento de establecer enlaces con moléculas de alta toxicidad como en el caso de los MP, lo que constituye una barrera eficaz que acumula metales en la masa micelial sin permitir que ingresen a las células vegetales. Las MA han demostrado de manera repetitiva su capacidad como agente reductor del estrés causado en plantas debido a la contaminación por MP en suelos ((Hildebrandt et al., 2007; González-Guerrero, 2005 en Aguirre y col., 2011).

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Bibliografía.

ALVARADO, Carlos J., DASGUPTA-SCHUBERT, Nabanita, AMBRIZ, Enrique, SÁNCHEZ-YAÑEZ, Juan M., & VILLEGAS, Javier. (2011). Hongos micorrízicosarbusculares y la fitorremediación de plomo. Revista internacional de contaminación ambiental27(4), 357-364.

AGUIRRE, W., FISCHER, G., & MIRANDA, D. (2011). Tolerancia a metales pesados a través del uso de micorrizas arbusculares en plantas cultivadas. Revista Colombiana de Ciencias Horticolas5, 141-153.