Para comprender la importancia ecológica y evolutiva que la simbiosis micorrícica propiciada por HMA (hongos micorrícicos arbusculares) ejerce sobre las comunidades y diversidad tanto de especies vegetales, como de la microbiota del suelo, debemos partir del periodo Devónico (de 417 a 354 millones de años atrás). Algunos registros fósiles de plantas de este periodo presentan estructuras similares a las vesículas generadas por HMA del género Glomus (Fig. 1); sin embargo, el establecimiento definitivo de los hongos micorrícicos no fue sino hasta el Mesozoico temprano (245-215 millones de años atrás). Para el Cretácico tardío ya había surgido la gran variedad de tipos micorrícicos que podemos encontrar hoy en día, hace unos 66 millones de años.
Se estima que alrededor del mundo podrían existir 1.5 millones de especies de hongos, de los cuales, cerca de 200 corresponden a HFM, agrupadas en el phylum Glomeromycota, donde se pueden encontrar 8 familias (Fig. 2).
Debido a esto, se han generado diversas hipótesis acerca del papel de esta interacción simbiótica en la colonización de las plantas sobre ambientes terrestres, e incluso sobre su repercusión en la adaptación y evolución de organismos vegetales. En 1981, Pirozynski propuso que las plantas superiores evolucionaron su sistema vascular y aumentaron su tamaño como resultado de la eficientización del transporte de agua y nutrientes del suelo hacia la planta mediante esta simbiosis fúngica.
Además, podemos encontrar una participación importante en la sucesión ecológica de un sitio perturbado (por acción del hombre o fenómenos naturales). Las primeras plantas en llegar al sitio suelen ser ruderales micotrofas facultativas, es decir, que no requieren de manera obligada la simbiosis micorrícica para prosperar, sin embargo, en las etapas posteriores de la sucesión, comienzan a aparecer plantas micotrofas que se asocian con HFM, lo que promueve un desarrollo acelerado y rápida recuperación tanto del suelo afectado, como de la diversidad vegetal perdida. Esto es determinante para el establecimiento de especies vegetales en un área determinada, fenómeno que se repite en todas partes del mundo y deja en claro el papel de mediadores que toman las micorrizas, ya que altera la distribución de nutrientes y agua entre plantas vecinas mediante una red de hifas que coloniza las raíces.
Diversos autores han aportado una interesante lista de beneficios ecológicos propiciada de diferentes maneras por la simbiosis micorrícica:
Carrillo-García et al. (1999). Menciona los siguientes:• Participación en la estabilización del suelo superficial, susceptible al efecto del viento, que yace bajo los densos doseles de las plantas. • Inducir incrementos en la capacidad del establecimiento de plantas colonizadoras en suelos de áreas con diferente grado de perturbación. • Influir en las diferentes asociaciones vegetales de un ecosistema a través de la respuesta diversa de las plantas ante el establecimiento de los HMA.
Por su parte, Varma (1996) reportó que la inoculación con HMA en especies de importancia económica en regiones áridas y semiáridas propicio una supresión o completa eliminación de hongos patogénicos no solo en el rizoplano de plantas inoculadas, sino también en el sustrato rizosférico.
Al-Karaki (2000) mencionó que otro factor limitante para la producción agrícola en ciertas regiones del mundo es el alto nivel de sales en el suelo, en esta situación los HMA disminuyen las perdidas de rendimiento en plantas creciendo en estas zonas. Esto se basa en mayor producción de materia seca de tallos y raíces, además de una mejor nutrición por P, Zn, Cu y Fe y menor concentración de Na.
Es importante agregar que los HMA asociados con plantas reciben entre el 60% y el 90% del carbono de los árboles, pudiendo ser un sumidero importante del carbono de la comunidad. Recordemos que, dentro del ciclo del carbono, el suelo juega un papel crucial para su almacenamiento, por lo que estos sumideros son de vital importancia para la disminución de CO2 atmosférico.
No es de extrañarse que al estar presentes en mas de 90% de las plantas terrestres, los HFM hayan evolucionado con estos organismos vegetales, lo que les ha brindado la capacidad de participar en numerosos procesos bioquímicos tanto de las plantas como del suelo, e incluso interactuar con otros microorganismos edáficos. Esta relevancia vegetal es extensible a nuestros agroecosistemas actuales, con lo que se aprovechan sus múltiples beneficios en favor de la producción agrícola y la fertilidad del suelo.
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Bibliografía.
Todas las fuentes consultadas provienen de:
Montaño, NM.; Camargo-Ricalde, SL.; García-Sánchez, R.; Monroy-Ata A. (Eds.) 2008. Micorrizas Arbusculares en ecosistemas áridos y semiáridos (Arbuscular mycorrhizae in arid and semi-arid ecosystems). Mundi-Prensa SA de CV, Instituto Nacional de Ecología-SEMARNART, UAM-Iztapalapa, FES-Zaragoza-UNAM. México, Distrito Federal, México.
Ing. Fernando Soto | Contacto: 3321566198