A partir de la revolución verde que se suscito a mediados del siglo XX, el sector agrícola moderno fue capaz de lograr rendimientos nunca vistos en los cultivos gracias a la invención y la utilización de diversos productos agroquímicos como fertilizantes, pesticidas y herbicidas. En primera instancia se consideró que esto sería la solución a la creciente demanda de alimento por parte de una población en constante aumento y expansión, así mismo, se propuso como un modelo a seguir para erradicar el hambre en los sectores menos desarrollados, y garantizar el acceso a los insumos y técnicas que permitirían un mayor retorno de inversión para los pequeños productores. Hoy en día este sistema de agricultura convencional intensiva ha denotado una gran fragilidad ante las adversidades del entorno en el que se desarrolla, así como un impacto negativo en lo social, debido al rezago productivo de las comunidades rurales que no pueden acceder con la misma facilidad a los insumos adecuados para generar productos de alta rentabilidad. Además, se evidencia un fuerte impacto ambiental negativo derivado del uso excesivo de agroquímicos que afectan al ecosistema a escala global, podemos observar este impacto en la contaminación de cuerpos de agua, perdida de la biodiversidad edáfica y las propiedades que le confieren de fertilidad, así como un desplazamiento y erradicación de especies nativas como animales, artrópodos y especies vegetales que cumplen un papel importante en el equilibrio de las cadenas tróficas. Estas afectaciones se acentúan sobremanera en países tercermundistas, donde las comunidades indígenas incluso llegan a verse privadas de sus elementos de identidad cultural y tradiciones alimenticias.
En respuesta a esta problemática global, surge la Agroecología:
La agroecología es un enfoque integrado que aplica simultáneamente conceptos y principios ecológicos y sociales al diseño y la gestión de los sistemas alimentarios y agrícolas. Su objetivo es optimizar las interacciones entre las plantas, los animales, los seres humanos y el medio ambiente, teniendo en cuenta, al mismo tiempo, los aspectos sociales que deben abordarse para lograr un sistema alimentario justo y sostenible (FAO, 2018).
Con esto puede entenderse que esta disciplina busca aportar soluciones holísticas e integradoras que se fundamenten en lo técnico, sin dejar de lado lo empírico. Al mismo tiempo que se fomenta la participación del productor en base a sus necesidades y sin ignorar la creciente preocupación por la preservación del medio ambiente y el cuidado de los recursos naturales, logrando satisfacer las necesidades actuales de todos los niveles socioeconómicos, sin comprometer las de generaciones futuras.
Para cumplir estos objetivos a escala global, la agroecología propone 10 elementos clave sobre los que se debe trabajar para poco a poco avanzar hacia una agricultura más eficiente, ecológica y justa, cuyos beneficios se extiendan incluso a las zonas más subdesarrolladas del planeta y al mismo tiempo sea amigable con el medio natural en que se desarrolle (FAO, 2018).
- Diversidad.
La diversificación es fundamental en la agroecología, ya que se busca aumentar la variedad de cultivos que producen en un determinado espacio. Esto va de la mano con las tendencias actuales que demandan productos que sean ecológicos.
- Creación conjunta e intercambio de conocimientos.
Las practicas agroecológicas son adaptables al contexto social, ambiental, económico, cultural y político. El intercambio de conocimientos desempeña un papel fundamental en el proceso de elaboración y puesta en marcha de innovaciones agroecológicas.
- Sinergias.
La combinación selectiva de cultivos anuales y perennes con ganado, animales acuáticos, arboles, suelos, agua y otros componentes en las explotaciones agrícolas reporta múltiples beneficios que potencian las funciones ecológicas favorables para volver más eficiente el uso de los recursos y la resiliencia del ambiente.
- Eficiencia.
La agroecología promueve sistemas agrícolas con la diversidad biológica, socioeconómica e institucional y el ajuste al tiempo y el espacio que se necesitan para apoyar una mayor eficiencia.
- Reciclaje.
Parte fundamental de la sustentabilidad agrícola es el reciclaje de los nutrientes, biomasa y agua de los sistemas de producción, esto aumenta la eficiencia y reduce los desechos y la contaminación.
- Resiliencia.
La diversificación de los sistemas agroecológicos aumenta la resiliencia de este, es decir, tienen mayor capacidad para recuperarse de las perturbaciones ambientales, como fenómenos meteorológicos extremos. Además de resistir el embate de plagas y enfermedades.
- Valores humanos y sociales.
Fomentando las capacidades de autonomía y adaptación para gestionar sus agroecosistemas, los enfoques agroecológicos dotan a las personas y las comunidades para superar la pobreza, el hambre y la malnutrición.
- Cultura y tradiciones alimentarias.
Se busca apoyar a las dietas saludable y diversificadas, apropiadas para cada cultura. Esto contribuye a la seguridad alimentaria y a la nutrición de las comunidades, además de mantener la salud de los ecosistemas.
- Gobernanza responsable.
Se debe trabajar de la mano con los gobiernos para asegurar la responsabilidad y eficacia a distintas escalas de los programas agroecológicos que busquen implementarse. Mediante la rendición de cuentas y los apoyos correspondientes, se alienta al productor a transformar sus sistemas hacia practicas agroecológicas.
- Economía circular y solidaria.
Se busca conectar a los productores y consumidores a través de una economía circular y solidaria, donde se de prioridad a los mercados y el desarrollo económico locales. Además de esto, se promueve la eficiencia en el uso de los recursos mediante la reducción de alimentos desperdiciados o perdidos.
FAO (2018)
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Bibliografía.
FAO (2018). Guía para la transición hacia sistemas alimentarios y agrícolas sostenibles.
Gutiérrez Cedillo, Jesús Gastón, Aguilera Gómez, Luis Isaac, & González Esquivel, Carlos Ernesto. (2008). Agroecología y sustentabilidad. Convergencia, 15(46), 51-87. Recuperado en 06 de febrero de 2021.
Sembrando en Tierra Viva. Manual de Agroecología. 185 p. La Habana. Mayo, 2015.